En marzo, José Carlos se comunicó con nosotros porque tenía en mente una sorpresa para Vianey: Proponerle matrimonio frente a la playa en Puerto Escondido.
No dudamos en ser sus cómplices así que escuchamos lo que tenía en mente, compartimos ideas, un par de fotos, opciones de locación y armamos el plan. José eligió para este momento especial Casona Sforza, un original hotel boutique sustentable con bóvedas a pie de playa.
Esperamos ansiosamente un par de meses a que Vianey y José llegaran de vacaciones para ponernos manos a la obra.
Desafortunadamente, días antes de la pedida de mano, una tormenta tropical nos sorprendió al ocasionar intensas lluvias e inundaciones en algunas zonas de la costa. La ilusión que teníamos de hacer la propuesta de matrimonio al atardecer parecía desvanecerse.
El plan que habíamos ideado meses atrás con Carlos tenía que renovarse así que 48 horas antes de la propuesta cambiamos toda la logística para que el momento fuera igual de épico e inolvidable a pesar de las fuertes lluvias.
Llegó el gran día y de nuevo nos llevamos una sorpresa: mágicamente el cielo estaba despejado y el sol brillaba como hace días no lo hacía.
Se acercaba la tarde y el equipo de Casona Sforza, Tulipanes y Azul Bonito comenzamos a acondicionar y decorar el restaurante para la cena romántica que José Carlos tenía preparado para Vianey.
Mientras tanto, Alex Krotkov capturaba la historia de la enamorada pareja a través de la arquitectura del hotel.
Cada minuto que pasaba era de mayor emoción porque se acercaba EL momento.
Vianey, Carlos y Alex caminaron sobre la arena para continuar con la sesión en la playa mientras los nervios de José se intensificaban.
Frente al mar, Alex le tomaba fotos a Vianey cuando estratégicamente Carlos se colocó detrás de ella. Con la suave brisa de aliento y el mágico atardecer en un costado, sacó el anillo de compromiso de su delicada caja color turquesa y se arrodilló. Ella aún no se daba cuenta de lo que estaba sucediendo hasta que volteó.
Sorprendida, paralizada y emocionada ¡dijo que si!
Ambos sonrieron, se dieron un tierno beso y un amoroso abrazo. Con gran felicidad, José le puso el anillo Tiffany en el anular y le regaló un hermoso y vibrante ramo de rosas rojas.
Más tarde, tomados de la mano, Vianey y José se dirigieron a la bóveda que habíamos decorado previamente con velas y flores. Ahora estaba reservada exclusivamente para ellos.
Llegó el momento de la cena y no quedó más que disfrutar de la acogedora velada y del delicioso menú que el chef había diseñado y cocinado especialmente para la ocasión: blinis con lonjas de salmón ahumado, un fresco aguachile de callo de hacha, rib-eye con gremolata y tartaleta de chocolate oaxaqueño con polvo de oro.
Dato curioso: Vianey confesó que fue un reto llegar a Puerto Escondido porque perdieron el vuelo y no encontraban otro. Ella propuso cancelar el viaje.